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Nathaniel Hawthorne
CUANDO LA TIERRA ERA NIÑA
Así comienza:
EL PÓRTICO DE TANGLEWOOD
Bajo el pórtico de la quinta llamada Tanglewood, una hermosa mañana de otoño estaba reunido un alegre grupo de chiquillos, y en medio de ellos estaba en pie un joven alto.
Habían proyectado una excursión para ir a coger nueces, y estaban esperando con impaciencia a que las nieblas se desvaneciesen en las vertientes de la montaña, y el sol derramase el calor del veranillo de San Martín sobre los campos y las praderas y en los escondrijos de los bosques.
El día prometía ser de los más agradables que han regocijado nunca este hermoso y alegre mundo; pero la niebla de la mañana llenaba aún todo el valle, sobre el cual, en una altura de suave pendiente, se levantaba la quinta.
La masa de vapor blanco se extendía hasta unas cien varas de la casa.
Escondía por completo todo lo que hubiera más lejos, excepto unas cuantas copas de árboles, rojizas o amarillas, que surgían aquí y allí, y estaban glorificadas por el sol madrugador, que también hacía brillar la ancha superficie de la niebla.
Cuatro o cinco millas hacia el Sur se levantaba la cima de una montaña elevadísima.
Quince millas más lejos, en la misma dirección, se alzaba otra mucho más alta, tan azul y etérea, que apenas parecía más sólida que el vaporoso mar de niebla que se extendía sobre ella.
Las colinas más próximas, que bordeaban el valle, estaban medio sumergidas y manchadas con pequeñas guirnaldas de nubes, hasta en las mismas cimas.
En resumen: había tanta nube y tan poca tierra sólida, que todo ello hacía el efecto de una visión.
Cuando la tierra era niña (ONLINE - PDF - EPUB - KINDLE)
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Bajo el pórtico de la quinta llamada Tanglewood, una hermosa mañana de otoño estaba reunido un alegre grupo de chiquillos, y en medio de ellos estaba en pie un joven alto.
Habían proyectado una excursión para ir a coger nueces, y estaban esperando con impaciencia a que las nieblas se desvaneciesen en las vertientes de la montaña, y el sol derramase el calor del veranillo de San Martín sobre los campos y las praderas y en los escondrijos de los bosques.
El día prometía ser de los más agradables que han regocijado nunca este hermoso y alegre mundo; pero la niebla de la mañana llenaba aún todo el valle, sobre el cual, en una altura de suave pendiente, se levantaba la quinta.
La masa de vapor blanco se extendía hasta unas cien varas de la casa.
Escondía por completo todo lo que hubiera más lejos, excepto unas cuantas copas de árboles, rojizas o amarillas, que surgían aquí y allí, y estaban glorificadas por el sol madrugador, que también hacía brillar la ancha superficie de la niebla.
Cuatro o cinco millas hacia el Sur se levantaba la cima de una montaña elevadísima.
Quince millas más lejos, en la misma dirección, se alzaba otra mucho más alta, tan azul y etérea, que apenas parecía más sólida que el vaporoso mar de niebla que se extendía sobre ella.
Las colinas más próximas, que bordeaban el valle, estaban medio sumergidas y manchadas con pequeñas guirnaldas de nubes, hasta en las mismas cimas.
En resumen: había tanta nube y tan poca tierra sólida, que todo ello hacía el efecto de una visión.
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SINOPSIS
Historias de la mitología griega para adolescentes.
El autor condensa algunos de los mitos griegos más significativos y los pone en boca de un joven narrador que imparte los relatos a un grupo de jóvenes con el fin de ilustrarlos sobre las maravillas de los orígenes mitológicos del mundo.
Desfilan por estas páginas:
La cabeza de la Gorgona, donde el valiente Perseo combatirá a muerte a la temible criatura; El toque dorado, donde el rey Midas convertirá todo lo que toca en oro; El paraíso de los niños, donde la temible caja de Pandora es abierta; Las tres manzanas de oro, cultivadas en el jardín de las Hespérides y visitadas por el valiente y fuerte Hércules; El cántaro milagroso, donde Filemón y Baucis darán de beber por siempre a los sedientos; La quimera, donde el valiente Belerofonte, montando al espectacular Pegaso, enfrentará al ser más horripilante del mundo antiguo.